Hay amores y, ay amores.



Marcos Pereyra

Hay amores vacilantes, de relojes pendulares,
y que son como cantares de un juglar olvidadizo.
Son amores muy petizos, pequeñitos como enanos,
y como agua entre las manos se deslizan hacia el piso.

Hay amores con firmeza, pero duros como roca.
Mientras tanto se provocan situaciones dolorosas.
Cuadraditos cual baldosa de patio entre muros;
oscuros cual conjuro de las brujas envidiosas.

Hay amores constantes, que no cesan un segundo,
pero están en otro mundo, en brazos envidiados.
Mientras uno está parado detrás de la vidriera
observando como a ella otro tipo la ha comprado.

Hay amores con flaquezas, que no saben de tristezas.
Mientras tanto la cabeza se nos va para otro lado.
Y no sabe cuánto ha amado, y tampoco le interesa,
sólo saben que en la pieza los resortes han tronado.

Hay amores con sabores, con colores, con olores.
Con dulzor de limones o amargor caramelo.
Son celeste como el cielo, o gris como cenizas;
con esencias de sonrisas, o perfume a desconsuelo

Hay amores que en instantes pasan a ser rencores,
y sus dolores sabores que agrian la existencia.
Que agrietan la conciencia y llenan de recelos,
o con filo de escalpelo nos mutilan la inocencia.

Hay amores que la vida nos regala como yapa.
Mientras tanto a la solapa la arruga una extraña.
Y hace nido en las entrañas una culpa sin virtudes,
que sepulta como aludes al amor que te acompaña.

Hay amores que la vida nos regala como premio
por sufrir esos apremios que destrozan la cabeza.
Son amores con certezas, con virtudes y defectos,
pero tienen tanto afecto que destronan la tristeza.

Hay amores silenciosos, hay amores muy ruidosos,
y los que parecen remotos, a pesar de estar al lado.
Hay amores derrumbados, hay amores exaltados,
Que se arrastran en la altura, o que vuelan por lo bajo.

Hay amores como el tuyo, como el mío, como el nuestro,
que no tienen por maestro a los amores del pasado;
que no miran de lado, buscando los errores,
sólo buscan las pasiones en el presente tan soñado.

Y de todos los amores, los vividos y los que no,
el más bello, supongo yo, jamás me ha pasado.
Un amor descontrolado, sobre todo generoso,
que muere muy virtuoso… y que nace del pecado.

Marcos Pereyra


http://escritoresypoetas.ning.com/profile/MarcosPereyra
(nota: el "ay" en el título lo agregó el autor a último momento, por un mensaje)
http://escritoresypoetas.ning.com/profiles/message/show?id=143631555&folder=Inbox&page=1

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