AMOR DE INVIERNO


POEMA MAYOR VOTADO EN EL MES DE MARZO




SABES,
TENGO MIS MANOS IGUAL DE FUERTES
PARA ABRAZARTE
COMO CUANDO TE CONOCÍ,
DICE ÉL.

SABES,
NOTO TUS BRAZOS IGUAL DE CÁLIDOS
ALREDEDOR DE MI CUERPO
COMO LA PRIMERA VEZ
QUE RODEASTE CON ELLOS MI CUERPO,
DICE ELLA.

SABES,
TENGO YA MUCHAS ARRUGAS EN MI CARA,
PERO EN CADA UNA DE ELLAS
HAY UN RASTRO DE TI,
DICE ÉL.

SABES,
MI VIENTRE NO TIENE YA LA TERSURA DE ANTES,
PERO TODAVÍA TIEMBLA DE AMOR
CON TUS CARICIAS,
DICE ELLA.

SABES,
AUNQUE NO TE LO CREAS, MI SANGRE ES AÚN
COMO LAVA CANDENTE DESEANDO PERDERSE
ENTRE TUS AGUAS,
DICE ÉL.

SABES,
TUS BESOS EN MIS LABIOS TODAVÍA SON
COMO NÉCTAR DE ADOLESCENTES
ENDULZANDO TODOS MIS SENTIDOS,
DICE ELLA.

Y AMBOS,
APOYADOS EN SUS BASTONES,
SE LEVANTAN DESPACIO
DE SUS SILLONES DE MIMBRE,
Y ENLAZADOS POR EL TALLE
SE PIERDEN EN LAS MARISMAS
OCRES Y AMARILLAS DE LA VIDA.

Poema 12.080





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EL ESTAR CONTIGO



El estar contigo, mujer, es algo
que no admite parangones.
Es tanto como paladear la dicha
en su rotunda esencia;
como degustar con sensitivo goce
la placidez serena de aquellas noches
de amor sin tregua
y sin albores.

Sí, el estar contigo
es como estar inmerso
en el profundo piélago
de tu mirada afable y soñadora;
como el cumplimiento exacto
de aquellos sueños impostergables
que se nos fueron quedando
como a la deriva.

Y tal y como el rosal florido
a la vista ofrece su sensual deliquio,

el estar contigo, mujer, ha sido

como palpar con suavidad de nardos
la ternura misma,
acariciando absorto la piel tersa y perfumada
de tus manos suaves,
manos que enlazarán por siempre
mis reposadas ansias a tu perenne anhelo.

¿Sabes, dueña y elegida mía?
El estar contigo es como ir trazando
con temblorosas manos
el febril boceto
de tu perfil amado.
¡Oh pináculo azul
de todos mis sueños
inmarcesibles!



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POESÍA EN EL SILENCIO


solo en el arrullo de los zumbidos

encontré mi silencio interior.

Poesía en el silencio

en el juego de frases

en la inocencia del no saber

en los grises y negros pútridos del Riachuelo

espejo no vidente.


En la muerte

un paso más de la vida.

En las burbujas locas

creadas

a través del silencio

dentro

de las capillas del alma.


Escondida entre los pliegues del silencio

aspiro el ladrido de los perros

el olor de la tierra mojada

el calor de mis manos

agujas que pinchan

dedos deformes

mariposas amarillas

hambrientas

heridas

no pueden volar sobre ese silencio

dueño de mi noche.


Cuando dejo el alma a la deriva

la interminable fatiga de vivir

me adormece.


No registro la brisa.

Los ruidos me aturden

ahogan desde el miedo.

Una incesante ola de dolor

recorre mi tiempo y el mundo.

Desde las sombras

en medio del silencio

comienzo a escribir.


Y en la desesperación del silencio

escribo

condenada al silencio.

Alicia Danesino


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NOCHES DE LUNA CLARA



Fue una noche de luna clara,
cuando brillaba más que su platinada luz
la serena luz de mi firmamento.
Sus destellos suaves,
cual aleteo insomne de mariposas leves,
emitían fulgores iridiscentes
como los tiernos y azules fuegos
de mi corazón que ardía,
enamorado.

¿Enamorado de quién?
¿De quién más habría de ser?
¿Acaso existe en la oquedad celeste
alguna otra enaltecida estrella
que embelese más
con su sereno brillo
que el tuyo?
¡Jamás!

Fue una noche de luna clara,
lo recuerdo bien.
Tú estabas dentro como sollozando,
temblando casi,
tratando de adivinar en el susurrar del viento
los pasos míos
que se tardaban,
lastimando así tu corazón latente.

Noches de percepción intensa y voluptuosa
fueron aquellas;

pero tan puras, tan vehementes,
como el cándido beso
que apenas roza la piel ingenua
la incendia
en medio de una pasión que abrasa
sosegadamente.

LA CARNE (fragmento 2)


´
2
La Vía Láctea cubre tu piel,
poseedora de la habilidad y la sabiduría
supiste concentrar el placer
en el punto y el momento preciso
y
en una explosión se recreo
el universo.
Adorándote busco los agujeros negros
para llegar a la singularidad
allí donde descargas ese indefinido
líquido
para ser engullido
por el gusano del tiempo
y dormitar en el limbo.
3
Mirando con intuición,
acariciando despacio en el presentimiento,
sintiendo las creaciones,
junto a otras vidas desvividas.
Suicida velocidad de superflua cultura,
la civilización es un profundo desengaño
de huecas esperanzas.
Toda esta ignorancia
conlleva la peor de las esclavitudes.
4
Saladas las pieles,
los sudores se unen
con su aromas y sentidos...
Las lenguas,
el mar,
las costas desordenadas,
el agua y el delta.
Paredes de cal
que las manos acarician,
aves descansando
mientras las bocas se unen.
Bajo el sol dos miradas.
La brisa y el calor como dos velos
que desnudan los cuerpos.
La brisa, la trama, la pesca
y
el retorno al puerto,
El pueblo con su campanario
que avisa cuando se acerca
un próximo sueño.
El aroma de una fuente
el fritanga del pescado.
El líquido reconfortante
mientras desnudos miramos
al horizonte
por el ventanal escondido.
La sal de tu piel,
las grutas de tus entrañas,
las olas y las costas
y los erizos del mar.



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EL CARIBE




En el acuario del Gran Zoo,
nada el caribe.

Este animal
marítimo y enigmático
tiene una cresta de cristal,
el lomo azul, la cola verde,
vientre de compacto coral,
grises aletas de ciclón.
En el acuario, esta inscripción:
“Cuidado: muerde”.


En el acuario del Gran Zoo,
nada el caribe.

Este animal
marítimo y enigmático
tiene una cresta de cristal,
el lomo azul, la cola verde,
vientre de compacto coral,
grises aletas de ciclón.
En el acuario, esta inscripción:
“Cuidado: muerde”.

Nicolás Guillén


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De Silbos



Buenos Aires, 1985-1986


Faltan las palabras,
o sobran otras veces.


Los hechos las deciden
necesarias o las ahogan.


Las abren y evidencian,
y las golpean día a día.


Están bajo juicio sumarísimo.

.......................................................


Hemos practicado, además
de la desmemoria, el hastío

 y la atroz mueca de cruzar
cada vez con una arruga,

 y hemos puesto, o deseado
poner, nuestros nombres,


y vuelto con una sequía
chorreando en cada ojo.

..............................................

Dejá que entre la luz,
dejala que entre,

que se acomode,
que abra su valija; 

no vayás a echarla;
dale de comer; 

dejá que ande por la casa.


30 POEMAS 


de Eduardo Dalter



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NACE NOVIEMBRE EN UN OTOÑO


Nace noviembre en un otoño
preñado de primavera
donde solo los ocres adornos
de los otrora verdes revelan
la estación verdadera de nuestras esencias,
todavía insufladas por enormes deseos
de fortalecer y gozar
de nuestras presencias agarradas a la tierra,
en este noviembre que nace apacible
las señales repentinas del viento
aligeran las copas de los árboles
nos recuerdan la brevedad del gozo
y nuestras razones primeras,
han ido trazando el sentido
y la dirección de la búsqueda
de esa felicidad singular
que va gratificando nuestras raíces
y a la vez fecundando nuestros vástagos,
y las frescas madrugadas
nos obligan a arropar
la intimidad de nuestras camas

con sentimientos y hechos
para cuando noviembre se vaya

en el tiempo y las blancas nevadas
cubran las escasas ramas
que nos adornan y conforman
tengamos ese punto de satisfacción
que confiere un buen almuerzo
sin sentirnos del todo lleno
pero con el paladar y todos los sentidos plenos,
en buena compañía irnos
entregándonos a la siesta
en libertad y casi sin darnos cuenta.

De La mágica unidad de mi vida, 1998
Francisco Jesús Muñoz Soler




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CONJURO



Yo te conjuro Afrodita,
para que me hagas nueva;
nueva de piel lujuriosa y
de curvas sin fronteras.

Haz mis pechos redondeados,
que mis pezones se yergan
y que erectos se remonten
al Olimpo en luna nueva.

Haz que mi pubis florezca
cual flor que al alba se entrega
y que mi sexo se abra cual capullo
que regala néctar.

Yo te conjuro Afrodita
para que me des piernas nuevas,
bellas piernas que se abran al deseo y al placer
y en amor se sumerjan.

Hazme hembra nueva para arrancar suspiros
con el contoneo de mis caderas,
para estallar en jadeos y gritos de pasión
cuando el clímax me aguarde en la meta.

Yo te conjuro Afrodita para que me abras,
del universo, las puertas…
las puertas de mi sexo y de mi vientre
de diosa y de mujer completa


Diciembre 2010

Patricia O. (Patokata)



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LA LOCURA



La locura

La piel trémula…

Los ojos entornados,

Labios húmedos, esperando

Tu beso largo, jugoso.

Los sentidos alerta…

Las manos inquietas,

En busca de caricias.

Esclava del deseo…

Con los dedos rozando el cielo

Formando nubes de colores

Sin poderme detener…

Sin frenos ni barreras,

Entre tu piel y la mía…

Solo deseo…

Deseo y locura.



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UN ANGEL.


 
CADA MAÑANA CUANDO DESPIERTO,
SÉ QUE HAS ESTADO AQUÍ, MADRE,
PORQUE EN CADA RINCÓN DE LA ESTANCIA,
EN LAS PAREDES, EN LOS MUEBLES,
EN EL SONIDO DEL AIRE, ENTRE LAS SÁBANAS,
ALLÍ DONDE MIS OJOS MIREN,
HAY UN PUÑADITO DE PLUMAS BLANCAS.

SÉ QUE SON TUYAS, MADRE, 
DE TUS ALAS, 
PORQUE TIENEN EL AROMA
INCONFUNDIBLE DE TU RECUERDO
Y PORQUE TÚ, MADRE,
ERES UN ÁNGEL


Ramón Pierrá Orozco
poeta
93 736 82 98  /  652 06 32 77


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