Antes me decían, pobrecita, triste y abandonada,
herida, agredida, lastimada y desolada.
Llena de temor y confundida, vivía en el dolor
de un pasado que no amaba.
De repente una voz me dijo:
Levántate, resplandece.
Ha venido tu luz, tu libertad
tu esperanza.
Abrí los ojos, y mis antiguas ruinas
se quedaron olvidadas.
Ya nadie me dirá desamparada.
Mis ventanas son de piedras preciosas,
mis puertas de carbunclo y porcelana.
Mis murallas, esmeraldas cubiertas de paz.
La justicia, me adorna.
Mi corona es de gloria.
La buena nueva llegó.
Soy una mujer liberada.
Voy hacia el futuro.
Mi éxito es Dios.
VOTÁ Y COMENTÁ LA OBRA
Estupendo poema Alondra, te confieso que me ha encantado.
ResponderEliminargenialsiempre
Lindo poema me has dejado bien impresionada.
ResponderEliminarCon cariño
Mari