AMANECE

Antonio Ruiz Bonilla
Amanece alevosamente con el
capricho veinticuatro de
Paganini diluviando desde
Heifetz en el despertador;
siempre quise regresar a la
consciencia bajo el estímulo
de la genialidad que me abandona,
vestido del inocente aire que tu
onírica respiración me trae como
prueba de otra existencia.
Pero una vez en pie, en este
tortuoso tránsito hacia mi
nicho de persona física y social;
lo único que aparece lógico y
plausible ante mi moribunda
predisposición, son tus quejas
cuando besándote me alejo de
la entrañable muerte en la
que caímos después de presagiar,
que no habría en el mundo
nada a que aspirar más allá
del canibalismo, la fusión, y laasfixia.

Antonio Ruiz Bonilla

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