- Hazte la imagen –, me dijiste.
y con palabras de texturas increíbles
(terciopelo, seda, piel cálida de verano)
me llevaste hacia tus fantasías.
Una playa rumorosa,
el olor al mar amanecido,
la brisa bailando entre las hojas...
Y los dos allí, tendidos en la arena
tomados de la mano,
contemplando un cielo azul,
profundo, de nubes ausente.
- Hazte la imagen -, y desaparecieron
las grises casas que surgen a mi vista,
el tráfico pesado de las cinco
y el olor de la ciudad activa.
Las carreras cotidianas,
la angustia propia y de los otros...
el existir como se pueda, día a día,
en el tórrido verano de la vida.
Por María Luisa
y con palabras de texturas increíbles
(terciopelo, seda, piel cálida de verano)
me llevaste hacia tus fantasías.
Una playa rumorosa,
el olor al mar amanecido,
la brisa bailando entre las hojas...
Y los dos allí, tendidos en la arena
tomados de la mano,
contemplando un cielo azul,
profundo, de nubes ausente.
- Hazte la imagen -, y desaparecieron
las grises casas que surgen a mi vista,
el tráfico pesado de las cinco
y el olor de la ciudad activa.
Las carreras cotidianas,
la angustia propia y de los otros...
el existir como se pueda, día a día,
en el tórrido verano de la vida.
Por María Luisa
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María Luisa es mi madre y este poema es en honor a ella. Ya no la tengo conmigo.
ResponderEliminarQué lindo homenaje entonces, Silvia. Cariños
ResponderEliminarHola tu poema es real mente bello*
ResponderEliminarMe encanto leerlo, sin duda un hermoso escrito hecho con tanto amor, un saludo.