El caballero de los ojos grises
ha sido cruelmente asesinado.
Su cuerpo yace amarrado a los juncos
boca arriba, ciego, de cara al cielo.
Los reflejos del sol sobre las aguas
reverberan en su pálido rostro
y le exploran los primeros insectos.
Nos han cortado nuestra flor más bella,
la que nos llenaba el pecho de gracia,
regalo de valores inmortales.
Con sus pulidas voces bien templadas
henchía nuestro ánimo y, a su lado,
nos sabíamos más fuertes, más nobles.
Pero sólo somos gentes sencillas,
labriegos de ásperas y rudas manos.
No han sido, no, formados nuestros hombros
para deslumbrar con escudos de armas
sino para servirles cabizbajos.
Y ahora a la tristeza de su muerte
se añade perversa la vergüenza
de no haber osado defenderle
sino a su incierta suerte abandonado.
Con cuanta pasión sus ojos grises,
llorosos, nos miraron compasivos
en el postrer y nefasto momento.
Leyó pavor en nuestros corazones
y su último aliento fue un perdón.
No fuimos dignos de su majestad,
de su colosal, solemne luz grave
y eso aventuraban sus enemigos.
Combatió junto al río cual héroe
hasta que cayó su espada extenuada
de verter y beber tan sangre oscura.
La templada hoja en dos se partió,
empuñó el puñal de piedras labrado,
regalo de monarca agradecido
y, para mayor agravio de todos,
hasta el mango reluciente en el cuello
le fue clavado por un mercenario.
La Más Negra le miró a los ojos
y vació de suspiros su pecho.
La vida le fue así arrebatada
por los filos necios y despiadados
de nuestro rey vanidoso y altanero.
Enterrar su cuerpo no nos permiten.
En un blando y sucio lecho descansan,
su bondad, su alto orgullo, la verdad.
El caballero de los ojos grises
ha sido asesinado por la envidia.
Su muerte será aclamada en vano
por nosotros, que fuimos su motivo
pero no por quien a la viuda fuerce
ni por quien de su castillo se apropie.
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Nada hermano, fantastico, como siempre.
ResponderEliminarFalta el acento en fantastico pero es que estoy escribiendo desde un teclado en aleman y no tengo ni "pajolera" idea de donde esta la tecla del acento jajajaja
ResponderEliminarFelicidades Juan Enrique, emotivo y sincero. Como un sueño que uno quiere hacer realidad, anhelante y al mismo tiempo, tranquilo.
ResponderEliminarUn abrazo grande.