Amanece,
con resplandores rojos,
con un tropel de ilusiones
avanzando hacia el futuro.
La magia del momento
glorifica las manos
y hay aroma de sal
en los cuerpos gastados.
Intentan el regreso a las entrñas del surco
despojando a la tierra de sus frutos
en la verde rutina de nuevas auroras.
Invocan el coraje y la sabiduría eternos,
la fe en el vigor de los músculos
sin argumentos ni palabras huecas.
Engalanan con dignidad la mesa cotidiana
¡Estalla la vida!
El día se incendia
con la luz del trabajo!
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Que hermoso poema.. gracias por compartirlo..
ResponderEliminarUn abrazo
Con mis saludos fraternos de siempre...