LA NOCHE DE LOS ESTABLOS


En el sombrío habitáculo
de los hongos albinos,
Conocí la fruta de otra boca.
El verano iba suspenso
de su más fina aguja.
He olvidado su nombre,
No así el tóxico aroma:
Humedad de adobes,
Fermento de sarmientos,
Vapor de raíces perezosas.
Ahora,
En el ancho cause del invierno,
Trafico en la noche de los establos
para hartarme del perfume;
Esa niebla que desprenden los caballos
Y desde ese bisel, suelo retornar,
a la alucinógena estancia
de los hongos blancos.

Wilma Borchers

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