CONTRACORRIENTE

Con la desesperanza al hombro

va cargando el campesino

sin su morral, ni azadón

sólo hambre para regalar

su tierra está desvencijada

con sólo grietas y sinsabor

desorientado deambula

ni siquiera un páramo dónde respirar.

Los bancos ya no le prestan

para su labor trabajar

aduciendo que la pobreza

no tiene con qué pagar.

Calmo el campesino retorna

a su jacal

a cuestas con su tristeza

más cinco bocas qué alimentar.

La política le dio la espalda

para sus limusinas comprar

y luego ser conducidos

al quiste presidencial!



Jaime Botello Valle

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