Incontinente


El Mar que por ser bravío
besa las piedras y va,
andando al libre albedrío
dejando en ellas la sal.

Luego se aleja de a poco.
Nadie sabe adónde irá.
Tal vez se desande solo
besando piedras el Mar.

Quisiera besar tu espalda
como piedras besa el Mar
y retirarme tranquilo

para volver a empezar.
Cumpliendo con mi destino,
dejarte también mi sal.



Despeñaderos, Paravachasca, 19 de abril de 2008.-

Ricardo Arregui Gnatiuk



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