CUANDO UNA AMIGA  MUERE,  NACE UN ÁNGEL
  
 
Tú tenías siete años. Yo tenía nueve.
Después caminamos cogidos de la mano,
contando estrellas en cada vaivén del viento
que levantaba tu falda plisada de colegiala.
Y mi piel se hacía nube
entre el pentagrama de tu pelo largo y negro,
y nuestras miradas de adolescentes.
Y construimos una cabaña en mi jardín.
Y hablábamos de nuestras cosas
entre los pinos de aquella montaña.
Luego tú hiciste camino con un hombre.
Luego yo hice camino con una mujer,
Y tú y yo alejamos nuestras vidas
en el silencio azul de la distancia.
Más tarde tú rompiste todas las madrugadas.
Más tarde yo rompí todos los atardeceres.
Y pasaron los años.
Y tu estabas. Y yo estaba.
Y otra vez caminamos cogidos del brazo
desgranando recuerdos, hilando sonrisas,
olvidando llantos.
Después la vida nos puso a prueba.
Y tú te fuiste. Y yo me quedé.
Y pasaron los años. Y te recordaba. Y me recordabas.
Un día de otoño, te encontré radiante
en aquél vagón de tren.
Lucías un pelo rubio recién estrenado
y sesenta años rompiendo todos los esquemas escritos.
Y desabrochamos el cinturón de los recuerdos,
dejando que tus coletas, mis pantalones cortos,
nuestros juegos de niños
y aquellos sueños de adolescentes,
construyeran una diadema
Tú tenías siete años. Yo tenía nueve.
Y  jugábamos  al escondite, 
y hacíamos carreras  con el aro.Después caminamos cogidos de la mano,
contando estrellas en cada vaivén del viento
que levantaba tu falda plisada de colegiala.
Y mi piel se hacía nube
entre el pentagrama de tu pelo largo y negro,
y nuestras miradas de adolescentes.
Y construimos una cabaña en mi jardín.
Y hablábamos de nuestras cosas
entre los pinos de aquella montaña.
Luego tú hiciste camino con un hombre.
Luego yo hice camino con una mujer,
Y tú y yo alejamos nuestras vidas
en el silencio azul de la distancia.
Más tarde tú rompiste todas las madrugadas.
Más tarde yo rompí todos los atardeceres.
Y pasaron los años.
Y tu estabas. Y yo estaba.
Y otra vez caminamos cogidos del brazo
desgranando recuerdos, hilando sonrisas,
olvidando llantos.
Después la vida nos puso a prueba.
Y tú te fuiste. Y yo me quedé.
Y pasaron los años. Y te recordaba. Y me recordabas.
Un día de otoño, te encontré radiante
en aquél vagón de tren.
Lucías un pelo rubio recién estrenado
y sesenta años rompiendo todos los esquemas escritos.
Eras  como un estallido azul de la vida.
Y nos abrazamos muy  fuerte,  muy cálido.Y desabrochamos el cinturón de los recuerdos,
dejando que tus coletas, mis pantalones cortos,
nuestros juegos de niños
y aquellos sueños de adolescentes,
construyeran una diadema
de  pétalos  transparentes y enredaderas 
alrededor   de nuestras vidas de adultos. 
Y tú  dijiste: mañana te llamo y quedamos.
Y me  miraste con tu brisa de amiga. 
Y te  miré como se mira algo muy bello.
Luego,  bajaste en aquella estación
y te  perdiste en las escaleras de aquél andén.
Lo  recuerdo,  eran las siete de la tarde.  
Al día  siguiente me avisaron
que tu  voz era silencio y tu piel mármol. 
Desde  entonces 
vives  eternamente dentro de mí
como  un ángel blanco. 
ABRIL  Para Mari Carmen I.S. Que se fué un otoño del 2005  





Que gusto es volver a leerte.. siempre con bellos poemas..
ResponderEliminarUn Abrazo
Con mis
Saludos fraternos de siempre..
muy triste final, muy hermoso escrito.
ResponderEliminarun abrazo
Un poema hermoso para contar una historia aún más bella.
ResponderEliminarMuy bien manejadas las palabras y los sentimientos.
Tal vez se abuse un poco de comenzar por "Y" muchos versos, pero le da ritmo y musicalidad (yo lo hago a veces también).
Me ha encantado.
Un beso.
Nostálgico y bello poema nos regalas, Ramón, para disfrute de tu buenhacer poético.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Abrazos.
hermoso relato de una historia que no tiene fin,continúa en el recuerdo
ResponderEliminarMuchas gracias a todos por vuestros amables comentarios.
ResponderEliminarAmelia:
Gracias por leer mi poema y dejar tu comentario. Sí, tienes razón, se repite la "y" usando la figura retórica llamada POLISÍNDETON para reforzar la expresión del poema. Es una de las licencias que nos podemos permitir los poetas. Visualmente cHoca un poco tanta multiplicación de conjunción, pero posiblemente el resultado final es positivo para su transmisión correcta.
Mil gracias pues por tu crítica.
Un abrazo.
Cómo me movilizó este poema.
ResponderEliminarCon tanta frecuencia pasa ésto!
De vez en cuando , aunque no se quiera ...uno se encuentra con el pasado y " desabrocha el cinturón de los recuerdos".
Y el final : la voz convertida en silencio y la piel en mármol.
Retrata la vida. Vivencias que sacuden el alma ... Y uno sigue andando!Con el recuerdo a cuestas...
Muy bueno!