Ahí, donde el amor es un milagro,
se desnuda la noche de sus dudas.
Donde trasiega el aire su lamento
por el canto del ave sin rumbo,
nace el amor con sus alas extendidas.
Por eso no hay reproche
en el temblor transparente
de la lágrima;
por eso la lágrima se hace río,
río en calma
donde el amor posa sus labios
para contener el beso,
el beso que no sabe de imposibles.
Porque el amor es un milagro
sé que sus manos llevan tu forma,
y su beso tu boca transitándome
de norte a sur
de noche a día
con el cómplice murmullo
de los adoquines de Puebla…
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