Todavía sangra la herida
Y con esa sangre empuñaste la pluma
Con la que escribiste tu despedida
Otros somos más tóxicos
La lengua se nos torna amarga
Las lágrimas parecen ácidas
Y la mente nunca descansa
El corazón ya está cansado de galopar
Solo hay frío y oscuridad a mí alrededor
Y porque no dejarse llevar
La liviandad de la lujuria
Con sus falaces brillos hipnotiza
Porque no dejar de sentir
Es tan solo un instante,
Un instante el que necesito
Y porque no tomarlo?
Quien conoce el dolor,
No se intimida ante el filo ambivalente.
Paula Marquez
paulalfunk@arnet.com.ar
contemporánea
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