-A mi viejo, que aún está conmigo-
tu exilio
tan exiliado y lento
no me salva
tenías algo ausente
algo abismo
algo umbilical
entre las manos y la siesta
pero te fuiste de súbito
dejando el humo
como señal extraordinaria
fumándote los caminos
pero tu risa de paz
rebelión en la llovizna
Ev. Arroyo
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