A esos poetas tan tristes

Por más que intente alguno con esmero
entristecer el mundo en su poesía,
nada podrá nublar lo que yo quiero,
porque la letra ruin del agorero
tendrá primero que torcer la mía.

Si hay algo que aprendí yo en estos años
de la tristeza que prestigio infunde,
es que no da más frutos que sus daños
y he preferido huir de sus rebaños
cuando el temor en los caminos cunde.

Mientras el resto cántale a la niebla,
yo le escribo a la noche que estrellada
con su piel infinita el balcón puebla,
mientras alguien me acusa en la tiniebla
y yo digo: ¡por Dios, no entendió nada!

Yo soy de los que adoran cuando reza
la boca virginal que a Dios murmura
y la de la ramera cuando besa,
porque el alma de Dios que nunca cesa
sabe acunar en sí también la impura.

Amo al olmo ya seco y olvidado
que sin fe ya agoniza en la ribera.
Antes que el hacha cruel y traicionera
-lo dijo un andaluz, me ha ilusionado-
vendrá un milagro de la primavera.

Amo al enfermo armado de paciencia
que la academia juzga moribundo
y que en su afán de asirse a la conciencia
se decide a reírse de la ciencia
y se sana en el último segundo.

Adoro a la mujer que me regala
su sonrisa más fresca y caudalosa,
también a aquella que de entraña mala
me negó el corazón en la antesala:
por ella buscaré la mejor rosa.

Y la gota inicial que sufre tanto
por anunciarse al mundo cuando llueve;
por no morirse al frio, con espanto,
como lágrima gris que se hace llanto,
tendrá el valor de convertirse en nieve.

Y a esa tierra que un día mi osamenta
cubrirá para siempre, sin rencores
desde un cielo veré… y en los dolores
de tener que partir ya no habrá afrenta,
pues de mis huesos nacerán las flores.
¡Recuerda siempre: la verdad se inventa!



Marcelo Galliano

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1 comentario:

  1. me gusto mucho yo en ocasiones que terminan siendo muchas soy de esos poetas tristes, que aveces en un momento de luz le escriben versos a la luna...

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