Noto que alguien ingresa en mis sentidos;
¡Volteo! y es una mujer preciosa,
deja ver su contorno caprichosa
y el caminar que altera mis latidos.
Muestra su risa de mujer dichosa
y me percaté que entraba la tarde;
le reluce... el brillo en sus ojos arde,
viste en negro, evocadora y hermosa.
Le abrí mi corazón sin más alarde
pues yo sé que amar no es ningún delito,
me miró, la miré muy despacito,
le dije: "¡Te amo!" Pues no soy cobarde,
—El sol ya no tiene quien lo guarde—
Que de ahí son ellas, nadie se engaña…
las mujeres más bellas. Son de España.
¿Por qué? Si viéndola como una estrella
inquiero impertinente: "¿Quién es ella?"
“Es la muerte, alzando la guadaña”.
Rafael Mérida Cruz-Lascano
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