SABOR DE TEMBLORES


Ceñidos mi pies y manos
Prejuicios desbordantes del torrente,
la mas sublime visión.
Desatadas tus pasiones
locura viva de poder…

Muerdo hasta sangrar mis labios,
La mordaza que me calla,
Antigüedad inconciente en mi ser.
Contorciones disparadas, de placer,
Contemplo tieso, frío, aferrado a la locura.

Desconocidos temblores en mi cuerpo.
Penetro por tus labios rojos,
sedientos de mi sabia,
en hervida rigidez.

Envidia incontrolable
al verte comer, en voraz bocado,
al mas inerte falo,
que solo en lo impensado
se puede concebir.

Atadura que libera,
Deprime, al más antiguo
enemigo de mi ser.

El preludio del recuerdo,
hiela mi sangre,
enaltece mis sentidos
Y me lleva a este viaje,
de saberte solo mía,
cuando te imagino con él.

Poseerte en un instante,
Descargar toda mi furia,
En tu calida simiente
Y morirme entre tus brazos,
una y otra vez.

Ibáñez Víctor Hugo Orán ( Salta ) 1966

VOTÁ Y COMENTÁ LA OBRA

2 comentarios:

  1. Hola querida Vilma, muy sexy el poema que has decidido compartir, muchas gracia. Un abrazo enorme desde el mar de los pecados.

    ResponderEliminar
  2. Jajaja... No es pecado el disfrutar, más bien diría que pecado es lo contrario.

    ResponderEliminar