Barcas varadas cerca de la orilla
Piensan en sentir sus velas hinchadas
En cortar el mar con su duras quillas
En traer de peces sus redes colmadas
Marineros cansados de esperar
Auguran encarando la tormenta
Si el mar no nos ha de alimentar
En tierra vengaremos la cruel afrenta
Y es así que aquellos hombres adustos
Bebiendo el aire maldiciendo al cielo
Armados sólo con desnudos puños
Pero en sus almas amarrado el miedo
Se alzaron contra la más amable Madre
Que lloró sin saber qué fruto darles
Juan Enrique Soto
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