La tristeza que abate a mi alma es signo
que esta vida es un tortuoso trayecto
que tenemos que caminar. Nos queda animarnos
y no acusar a fuerzas incomprensibles.
Las sombras de insomnes designios cubren
los riachuelos donde mojaba mis ateridos
pies que caminaron venturosos senderos :
asomaban nubes traslucidas que me alegraban.
Mi corazon no comprende la suspension
de la gracia que debe repartirse a raudales
sin ver la importancia de los seres,
busquemos apaciguar las ondas agitadas.
Habernos soltado las manos nos ha llevado
a desorganizar la Ronda Colectiva que nos unia
fortaleciendonos en una sola mision
de encontrar una salida a la aventura de la vida.
Edgar Piurano
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