Se acerca la madrugada.
Ya van a cantar los gallos.
Al estruendo de los rayos
nerviocea la vacada.
Los espesos nubarrones
van corriendo por el cielo;
levantan polvo del suelo
los pesados goterones.
Castiga el viento con saña
a la pampa y al estero;
a la zanja, al otero
y a la nubosa montaña.
El río golpea en su lecho
las piedras duras y gruesas
y entre las aguas espesas
desaparece el barbecho.
Baña luz intermitente
a la intérmina pradera;
cubre a sus hijos la fiera
y el ave espera impotente.
Aleja a la nube negra
la ventisca por el campo;
y al encenderse el gran lampo
natura canta y se alegra.
Antonio Marín E.
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