Tus ojos y mis ojos ven lo mismo,
dudando por la infiel iniciativa
avisoran la urgencia decisiva
que nos pone entre el cielo y el abismo.
En el hondo fragor de este bautismo
tus manos exacerban con su altiva
contundencia, que abruma y que cautiva
el centro primordial de mi hedonismo
y le otorgan un grácil jubileo
a mis horas que flotan en el viento
en el trémulo usual de un aleteo,
sin por ello quedar menos sediento
de tu boca, tu cuerpo y el deseo
que acrisola en la brisa de tu aliento.
Gustavo Pertierra
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Un bellisimo poema que he disfrutado muchisimo
ResponderEliminarUn abrazo
Stella
Gracias stella por tu comentario. Es muy bello poema de Gustavo. Cariños
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