A los ochenta y cinco años
se ha vuelto un niño.
Se emociona
por cualquier pequeño gesto
por un retorno de los pensamientos
a los amigos
de otro tiempo
a las horas felices,
a los momentos más verdaderos,
a los años más negros,
por un recuerdo triste,
por una alusión,
por un silencio.
Lo conmueve una buena película
e incluso un anuncio logrado.
Como un niño
se pone melancólico
si es desatentido.
En el eterno
alterno recorrido de la edad,
círculo misterioso,
en el hijo,
y quizá en el nieto,
sueña con la figura del padre.
Amerigo Iannacone nació en 1950 en Venafro (Molise, Italia), donde reside.
Entre otros libros, ha publicado: L’ombra del carrubo, Semi y Oboe d’amore.
Traducción de Carlos Vitale
DEJA TU COMENTARIO
esto es una antologia o no
ResponderEliminarSi fuéremos inteligentes, no esperaríamos a los 85 años para volver a casa y encontrarnos niños aún. Bellas letras.
ResponderEliminarhttp://enfugayremolino.blogspot.com.ar/
A si somos y a si seremos extrañando siempre lo que ya no tenemos...
ResponderEliminarLa vida está llena de cosas hermosas que alimentan el alma, entrar a este blog, es una de ellas. Te saludo desde Colombia y te extiendo invitación cordial a mi Galería. Un abrazo.
ResponderEliminar