A FEDERICO





Lorca vive en las zarzuelas

de sus gitanas enamoradas

que rasgan su raso negro

volviendo alegría a sus andadas.

La brisas de los olivos

las viste de encajes nobles

mientras la luna asoma

como abanico plateado.

Casi un oscuro amor,

con camelias fundidas

se enredan en las trenzas

de la gitanilla que tiembla

en los ojos de su amado.

La lluvia fresca y tempranera

reluce en sus mejillas

y despinta sus rojos labios

cuando la noche negra huye

ausente de toda estrella.
 
Stella Maris Taboro
 
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