ADOQUINES DE PUEBLA



Ahí, donde el amor es un milagro,

se desnuda la noche de sus dudas.

Donde trasiega el aire su lamento

por el canto del ave sin rumbo,

nace el amor con sus alas extendidas.

Por eso no hay reproche

en el temblor transparente

de la lágrima;

por eso la lágrima se hace río,

río en calma

donde el amor posa sus labios

para contener el beso,

el beso que no sabe de imposibles.

Porque el amor es un milagro

sé que sus manos llevan tu forma,

y su beso tu boca transitándome

de norte a sur

de noche a día

con el cómplice murmullo

de los adoquines de Puebla…


Issa Martínez



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