Una mañana sin más,
una tarde total,
una noche animal.
Lámparas apagadas,
las hojas se desprenden, van volando sin caer.
Luna sedienta, estrellas rapaces,
ardiente frío que vence los huesos,
agónico el llamado, temerario el deseo,
galope.
Devorada,
rasgada la flor del tallo que pende,
sin ay, sin dolor,
parece que muere;
levita en danza, asciende y se lanza.
Al pecho del árbol,
la vida se esconde,
sale bendita
gritando en nombre del amorRocío
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